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Blog: «De la seguridad de mi coraza al ancho mundo»

Aunque la gente me percibe como una persona extrovertida, he pasado gran parte de mi vida profesional escondido tras la cómoda seguridad de una coraza. Durante la última década, mi meta principal ha consistido en trabajar lo más duro posible para conseguir un contrato fijo lo antes posible. En ese periodo, temía tomar cualquier decisión que pudiera afectar a la trayectoria profesional que deseaba. Aunque me atraían enormemente las historias inspiradoras que contaba un amigo ingeniero sobre su trabajo en el extranjero, nunca me atreví a dar un paso semejante; a pesar de su entusiasmo y a pesar del evidente crecimiento que había experimentado gracias a ello.

De la seguridad de mi coraza al ancho mundo

Y así fue hasta que, hace casi un año, apareció una pequeña rendija en la coraza y tomé la «valiente» decisión de firmar con TMC.
Siempre había sido algo escéptico acerca de las agencias de comisión de servicio. Pensaba que trataban de sacar el máximo beneficio invirtiendo lo menos posible.

¡Qué equivocado estaba!

TMC me ofreció una gran oportunidad: trabajar en DAF Trucks. Al principio, este era el principal incentivo para unirme a TMC. (Por no hablar de la sinceridad y el carisma del gestor de cuentas que me reclutó. O de las atractivas ventajas adicionales de la oferta). Mi intención era pasar en algún momento a un contrato como empleado directo. En resumen: la rendija en la coraza se estaba ensanchando, pero aún no me atrevía a abandonarla.

Recuerdos agradables, mirada hacia el futuro

Después de un año trabajando en el proyecto de DAF, tuve una revelación inesperada: aunque se trataba de una empresa seria, con un producto fantástico, buenos compañeros y un trabajo estimulante, ese paso me hizo darme cuenta de que quería proseguir mi curva de aprendizaje en otro lugar, por lo menos en un futuro próximo. Por supuesto, sentía una profunda lealtad hacia el cliente, pero mi corazón estaba en TMC. Esta decisión me costó muchas noches de insomnio –y todavía me pregunto si fue la correcta– pero, en definitiva, me abre muchas otras puertas. Aún hay varios pasos importantes que quiero dar en mi viaje de desarrollo personal. Y aún hay muchas empresas brillantes con tecnología de primer nivel que me gustaría conocer en la región de Eindhoven. Cada vez que veo un remolque cargado con camiones DAF recién salidos de fábrica –dispuestos a recorrer millones de kilómetros por sus jefes–, recuerdo esa época con cariño, pero al mismo tiempo estoy deseando ver lo que el mundo tiene reservado para mí. Antes siempre habría elegido la opción segura, pero ahora me veo como un explorador que ha salido a descubrir el ancho mundo. No me malinterpretéis, asumo plenamente mi responsabilidad como padre afortunado de dos hermosos niños, uno de dos años y medio y otro de nueve meses. Si tuviera que irme del país durante un mes, el sentimiento de culpa tendría más peso que cualquier curva de aprendizaje o cualquier lazo de lealtad. Pero desplegar mis alas bajo la seguridad de TMC –preferiblemente en un entorno de trabajo internacional– es una recompensa más que suficiente.

Robert


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